lunes, 21 de marzo de 2011

Reseña: Dawn of War 2: Retribution


Como buen aficionado a los RTS (entre otros muchos géneros), la llegada de nuevo contenido referente a la exitosa franquicia Dawn of War es siempre una gran y esperada noticia. Creo sinceramente que, hasta la fecha, ninguna otra adaptación jugable de la saga espacial de Games Workshop ha sido tan fidedigna y capaz de plasmar el espíritu y el "saborcillo" de la ambientación del archi-conocido juego de modelismo. Sin duda la gente de Relic y THQ dieron en el clavo en su día, allá por el año 2004.

Pues por fin, en este mes de Marzo, nos llegaba recién salida del horno la última expansión de la segunda entrega de la saga, titulada "Retribution" ("Venganza" o "Ajuste de cuentas", pero usando una expresión inglesa más culta), y en la que por primera vez, desde la salida al mercado de esta secuela, tenemos la oportunidad de jugar la campaña en solitario con todas las razas disponibles.

Por supuesto, este nuevo pack auto-jugable (es decir, que no requiere ninguno de los títulos previos para jugar la campaña en solitario, al menos), incluye algunas novedades de las cuales los más aficionados a Warhammer harán buena cuenta.

En primer lugar, aparte de la novedad de poder jugar con todas las razas anteriores, contamos con una "nueva" incorporación: La Guardia Imperial. Sabiendo que en el primer título de la saga fueron un clásico y teniendo en cuenta sus ocasionales "cameos" en DoW2 y su primera expansión, "Chaos Rising", no era de extrañar que tarde o temprano pudiéramos disfrutar de nuevo de la presencia de los ejércitos del "Martillo del Emperador", para dar soporte a sus siempre fieles aliados, los Marines Espaciales.


Lo primero que se nos viene a la cabeza al ver el nuevo enfoque de la campaña es "¿cómo han hecho esto si, en las anteriores entregas, volcaron tanto tiempo en hacer lo propio con una sola facción?" Pues muy sencillo, porque realmente el asunto tiene truco: La historia principal gira en torno a una serie de acontecimientos globales, que cada raza experimenta de una forma diferente. Lo que ocurre es que los mapas de la campaña y sus objetivos siempre serán los mismos, escojamos la raza que escojamos, pero según esta decisión cambiarán las situaciones y los elementos de trama (conversaciones, cinemáticas, etc), y a veces incluso el tipo de adversarios. Y por supuesto, el desenlace será diferente, algo ya característico de la saga.


¿Qué es lo que ocurre entonces? Que la primera vez que superemos la campaña individual, nos habrá parecido trepidante y muy divertida (¡y corta! apenas llega a un cuarto de la duración de la original, y el tope de nivel de nuestros héroes está en 10), pero a la hora de probarla con otra raza, nos daremos cuenta enseguida de que volver de vuelta a lo mismo resulta un poco aburrido, manteniendo el interés sólo por el hecho de jugar con una raza diferente, con un equipo diferente, unidades diferentes y diálogos diferentes, y viéndonos obligados a experimentar con nuevas tácticas. Pero si eres aficionado a Dawn of War y Warhammer 40000 lo harás encantado. Como consejo personal, si queréis divertiros lo máximo posible con la campaña, hacedlo con los Orkos, ¡sencillamente brutal!


La otra gran novedad es el nuevo enfoque global que se le ha dado a la jugabilidad en el apartado individual. Ahora no sólo dispondremos de nuestra escuadra de héroes progresivos con equipamiento personalizado, sino que podremos incorporar unidades estándar a lo largo del mapa, sirviéndonos del clásico sistema de captura de recursos de la saga (requisas y energía) y diversas estructuras, para poder ampliar nuestro ejército según la situación o la capacidad de población de la que dispongamos (que también se incrementará por capturar puntos estratégicos); un clásico sistema que ha sido claramente importado del modo multijugador, y actualizado con respecto a su enfoque en la primera entrega de la saga.

Este último aspecto no sería tan llamativo si no fuera por la considerable cantidad de unidades nuevas que nos vamos a ir encontrado conforme avancemos en la aventura, tanto aliadas como enemigas. Los forofos de Warhammer podrán disfrutar del estreno en la saga de unidades de élite como los Soldados de Catachán y las Tropas de Armageddon (que no aparecen con tal nombre, pero las reconoceréis enseguida entre las líneas de la Guardia Imperial), o de algunos tipos más siniestros, como los Marines Ruidosos de Slaanesh; así como algunos vehículos ya de sobra conocidos en las miniaturas, como el poderoso Baneblade o el imponente Karro de Guerra Orko. También se echan de menos otras unidades disponibles en el título original, como el Land Speeder, o que la gente de Relic se decidan de una vez a incluir escuadras de motocicletas, tan populares en el modelismo. Pero siin duda alguna tanto los forofos de los RTS como los seguidores más fieles de la franquicia de Games Workshop saldrán satisfechos con la gran cantidad de contenido de esta nueva expansión.


Pocas novedades se aprecian en el apartado multijugador, aunque tampoco es que las necesite. Contaremos con los modos de juego originales y el ya mítico "The Last Stand", al que se le ha añadido el General de la Guardia Imperial como nuevo héroe y un nuevo mapa, "The Anvil of Khorne". Sin duda alguna, en más de una ocasión se ha comentado que el modo multijugador de la saga Dawn of War llega a rivalizar con el de StarCraft, y no es para menos.


Si la jugabilidad se ve afectada por algo en concreto, es un por un notorio fallo que nunca ha afectado a títulos anteriores de la saga: los tiempos de carga se han alargado, y a veces da la sensación de que el juego se ha bloqueado, engañando al usuario. Un pequeño traspiés, que esperemos resuelvan pronto con algún parche.

En el apartado gráfico, pocas novedades encontramos, pero merece la pena destacar los nuevos escenarios, que no son tan repetitivos como en otras ocasiones, llegando a encontrarnos incluso transiciones entre tipos de mapa (desierto y jungla en el mismo mapa, y cosas así...). Por lo demás, DoW2 sigue siendo un juego que consume recursos de hardware, aunque no lo parezca, debido al gran número de unidades y elementos que pueden inundar nuestro monitor en un santiamén. Pero sin duda, no estaría de más que la gente de Relic estudiara algún modo de optimizar el potente motor Essence Engine 2.0, que debutó en su día en la saga Company of Heroes, y que tuvo que ser puesto a punto para la franquicia de Games Workshop, implementando el combate cuerpo a cuerpo y los ya característicos "sync-kill" de la saga, los peculiares "fatalities" de los que hacen gala algunas unidades.


En cuanto al argumento, que es una de las grandes mejoras de DoW2 con respecto a su predecesor, nos sitúa una vez más en el sub-sector planetario Aurelia, que tras los acontecimientos de "Chaos Rising" está sumido en la guerra y la devastación total: después de derrotar a Ulkair, el Demonio Mayor de Nurgle, el Capítulo de los Cuervos Sangrientos se encuentra enzarzado en una cruenta guerra interna: Kyras, el Señor del Capítulo, ha caído bajo la influencia del Caos, y junto con los Marines Traidores, tropas imperiales renegadas, y guerreros de la Legión Alfa que le siguen, intentan acabar de una vez por todas con los pocos Marines Espaciales que aún son leales al Emperador, liderados por el personaje más icónico de la saga, Gabriel Angelos, Capitán de la Tercera Compañía, que ha levantado una última resistencia en las ruinas de Cyrenne, su devastado planeta natal.

Por otro lado, las fuerzas restantes de la Legión Negra siguen haciendo de las suyas, intentando recuperar el tiempo perdido. Los Eldar se atrincheran en las junglas de Typhon Primaris custodiando los restos de un mundo astronave que colisionó en el planeta milenios atrás, mientras protegen una red de portales que concederán la victoria en el sector a aquél que se apodere de ellos. Tampoco se han quedado rezagados los Tiránidos, que una vez más intentarán que la Flota Enjambre Leviatán devore todo lo que encuentre a su paso, liderados por un nuevo y poderoso Señor de la Colmena. Mientras tanto, sin que apenas se percate nadie, un sanguinario Jefe Orko llamado Bloodflag comanda a sus leales "muchachoz verdez" para labrarse un nombre en el sector y conseguir un cuantioso botín de la tecnología que consigan saquear de sus enemigos, haciendo un curioso y particular homenaje a los tradicionales cuentos de piratas.

Para detener toda esta devastación, Gabriel Angelos tiene un arma secreta: un antiguo contacto en la Sagrada Inquisición que acabará definitivamente con toda esta locura en el nombre del Emperador. De esta forma, hacen acto de presencia la Inquisidora Adrastia, que ha traído consigo una inmensa flota de la Guardia Imperial, liderada por el General Castor, un tipo muy disciplinado y con un marcado acento británico. El objetivo, muy sencillo: la única forma de pacificar el sub-sector Aurelia es el Exterminatus, el mayor de los castigos de la Inquisición, condenar a un planeta (o varios) a su total destrucción mediante un bombardeo orbital a gran escala.


Así se nos presenta Dawn of War II: Retribution, con un conflicto a gran escala en el que varias facciones rivalizan a muerte por su choque de intereses, discerniendo muy vagamente el bien del mal, la injusticia de la justicia, el fanatismo de la cordura... Una ambientación muy en la línea de cualquier transfondo de juego de la gente de Games Workshop. Y por supuesto, con varios finales alternativos. Sin duda alguna, una vez más, los amantes de los RTS y de la franquicia Warhammer 40000 están de enhorabuena.


Os recuerdo, además, que THQ, como actual propietaria oficial de los derechos de Warhammer 40000 para su adaptación a videojuegos, nos traerá (presumiblemente este año) Space Marine, un RPG de acción en tercera persona, también de la mano de Relic, que nos pondrá en la piel de los legendarios guerreros mejorados del Imperio; y Dark Millenium Online, un atrevido híbrido de shooter-MMO que vendrá de la mano de Vigil Games, los creadores de Darksiders, y que promete bastante por lo que se ha visto hasta la fecha.

Saludos mutantes.

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